De programador a comediante.
Luego de 15 años con trabajo serio, decidí probar hacer stand up comedy. Aún no sé si soy bueno, pero por lo menos a mí me da risa lo que cuento y es que es aquí cuando el lema: “Hay que reírse de uno mismo” cobra sentido y lleva el dicho a otro nivel.
En mis rutinas hablo de las incoherencias del universo, sobre lo difícil que es actualmente encontrar pareja y de cómo nos vamos a extinguir muy pronto, por andar enviando emojis por WhatsApp. Todo esto sin dejar de lado mis rutinas tecnológicas que sirven para demostrar que no todos los programadores somos unos nerds. Bueno, sí… pero no.